Martín compartió equipo con Tete, Matu (ganó su primer partido), Waldo y Pata, que terminó como subcampeón y lo paso a Pato por arriba (literalmente en la cancha). En tanto, el hombre de prensa fue el eslabón más débil del quinteto que completaban Migue, Txetxo, Juani y Guindi, quien perdió su invicto.
Durante todo el partido, Martín procuró mandar a su equipo para adelante y marcó diferencias en el mano a mano, haciéndose clave en una remontada que parecía difícil. Porque en un momento, pasada la mitad del partido, el equipo de Pato su ganaba por cuatro. Pero se quedó sin nada. Hay muchas aristas posibles para analizar esa situación, pero la síntesis es mejor en este caso: cagón.
Pato arrancó el partido con una mentira de buena actuación que se esfumó pronto. Tuvo actuación tétrica y logró que se vayan más calientes sus cuatro compañeros que él mismo, que era quien peleaba el título. Tuvo su merecido castigo al perder el título y quedar, incluso, fuera del podio.
Tete y Pata fueron valiosos lugartenientes para Martín. Corrieron y metieron todo el partido. En tanto, del lado de los derrotados Guindi y Txetxo hicieron un gran esfuerzo para que su compañero alcance la gloria, pero no alcanzó. Sí de entrada, porque el equipo de Pato empezó mejor, con buena rotación en ataque y atento en la marca. Pero se desintegró, se hizo largo, regaló pelotas (Pato) y cedió en la marca. Se derrumbó como un castillo de arena y Martín y los suyos supieron hacer lo suyo para construir una victoria tan legítima como merecida.
Salud al campeón.
Hasta el Clausura.
Johnnie Walker
Baldosa de oro: Martín
Baldosa de mimbre: Pato
Baldosa de asfaltada: Tete
Baldosa de redonda: Guindi, por su gol ángulo desde mitad de cancha.
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