jueves, 24 de junio de 2010

Se viene la definición.

Cuatro jugadores llegarán el martes próximo al Lomas Social con posibilidades de ser campeones en la última fecha del torneo Apertura: Pipa, Pato, Martín y Pata. Pero antes de que la pelota empiece a rodar, dos ya habrán perdido la posibilidad de dar la vuelta olímpica. ¿Cómo es eso? Tal como ocurrió el año pasado, primero y segundo jugarán uno para cada equipo; en este caso serán Pipa y Pato, ambos líderes con la misma cantidad de puntos en idéntica cantidad de partidos. Así, Martín y Pata serán compañeros de alguno de estos dos y nunca podrá superar a su compañero. En caso de que uno de ellos nos se presente, el que sí lo haga deberá estar en un equipo distinto al que integre Martín; si este tampoco acude, lo propio deberá hacer Pata. Si se diera el caso de que no concurran Pipa ni Pato, serán Martín y Pata quienes se enfrenten con cuatro acompañantes. Es muy importante que Juani, organizador de estos cotejos y hacedor de los equipo, tenga en cuenta estas variantes.

Hecha la aclaración sobre la definición vale repasar, aunque más no sea brevemente, las acciones del último encuentro, en el cual el hecho más destacado fue el cruce entre Peluca y Pato por una diferencia de gol de dos o tres tantos. Tal vez por los antecedes del goleador o por la vehemencia en el reclamo de su limitado oponente quedó decretada la ventaja de tres tantos, marca que sería la definitoria en la marcador.

Los ganadores fueron Pato, Martín, Txetxo, Mariano y Waldo; mientras que enfrente te pararon Peluca, Javi, Julián, Tete y Matu. Cabe detenerse en este último. El Negro, siempre empeñoso jugador, sufrió varios duros golpes, producto de su vehemencia y enjundia; si embargo, los porrazos de poco le sirvieron, ya que sigue sin tener suerte en las justas baldoseriles.

Fueron los perdedores los que arrancan mejor. Aprovechando los espacios y la floja marca adversaria dominaron las acciones aunque no lograron traducirlo en el marcador para establecer una distancia que a la postre se hiciera difícil de remontar. Entonces el otro equipo creció desde el aporte de dos invitados circunstanciales: Mariano y Waldo. Pato y Txetxo procuraron hacer su aporte de marca, tesón y atrevimientos ofensivos y Martín tuvo su actuación más lucida en el arcos, desde donde consiguió dos goles al cruzar toda la cancha.

Un partido de bajo vuelo sólo sirvió para emparejar la tabla y dejar un final apasionante, que se resolverá el próximo martes, cuando Juani deje su corona y se consagre un nuevo campeón.

Johnnie Walker

Baldosa de oro: Mariano
Baldosa de mimbre: Julián
Baldosa asfaltada: Txetxo
Baldosa redonda: Martín, por su gol llevando la pelota de arco a arco

domingo, 20 de junio de 2010

Un invicto de peso

El año pasado sorprendió a muchos con su gran efectividad. Si no peleó el campeonato fue porque sus presencias fueron muy espaciadas. Este año volvió a tener un muy buen arranque y en su retorno tras una lesión en su tobillo -que implicó una mayor curvatura de su abdomen- regreso con victoria, para mantenerse invicto. Iñaki, de él se trata, tuvo una buena actuación y se destacó como guardametas en el último tramo.

El equipo ganador estuvo integrado por Pata, Guindi, Tete, Flecha y Migue. Estos dos últimos fueron los mejores de su equipo, aunque por elegancia y mayor historia en estos cotejos baldoseriles el menor de los Ostolaza ganó el reconocimiento al más destacado. Enfrente estaban Peluca, Galgo, Txetxo, Martín y Pato.

Los buenos jugadores ganan muchos partidos y sólo pierden algunos pocos. El martes, sobre las veloces baldosas del Social, ocurrió esto último. Una pisada de Peluca y otra de Martín le costaron el partido a su equipo. Muchas veces el fútbol es así, ingrato; de los que más se espera, de los capaces de marcar diferencias (en un fútbol de amigos que ni siquiera llega al rango de amateur, ojo) siempre se imagina una llave y no un portazo.

Por supuesto que la victoria de los ganadores respondió a méritos propios y no sólo a los defectos rivales (que cuando fueron virtudes los incomodaron y los tuvieron abajo en el marcador) sino a virtudes propias nacidas de la inteligencia de Migue, la velocidad y el gol de la Flecha, el despliegue de Tete, la presencia de Pata y el indudable halo ganador de Guindi.
Se viene una defición apasionante. Para los que no tienen presente el calendario que siempre estuvo sobre la tabla de posiciones, tengan en cuenta que al torneo sólo le quedan dos fechas y hay cuatro jugadores separados por apenas tres puntos en lo más alto de la tabla. De ese cuarteto saldrá, din dudas, el primer campeón del año.

Johnnie Walker

Baldosa de oro: Migue
Baldosa de mimbre: Pato
Baldosa asfaltada: Flecha
Baldosa redonda: Peluca, por su gol picándola tras gran jugada colectiva

jueves, 10 de junio de 2010

Los Ostolaza al poder

Luego de dos semanas sin competencia oficial, en una ocasión por el feriado del Bicentenario y, en otra, por la imposibilidad de juntar diez jugadores, regresaron las batallas futbolísticas que se desarrollan en el microestado de la calle Las Heras.

Y el regreso fue pleno para los hermanos Ostolaza, que integraron el mismo equipo, completado por Tete y Tuca. Salieron victoriosos por un par de tantos y eso fue una buena noticia en primer término para Pata, porque le permitió quedar a tiro de la punta; para Juani, porque le alcanza para desenterrarse un poco del fondo de la tabla, y también para que lo deja en la mitad de la tabla y con un buen promedio.

El más destacado de los ganadores fue, una vez más, Pata. De gran despliegue en defensa y en ataque, el Lehendakari impone presencia y condiciones con su físico de grandes proporciones, el cual sabe hacerlo valer. Migue arrancó a media máquina, con algunas distracciones, pero terminó haciendo valer su pulcro manejo del balón. Juani no jugó tan atrasado como es habitual en él, sino que se paró más cerca del campo de juego; sin gran movilidad pero con mucha viveza impuso condiciones. Tete aportó el sacrificio de siempre, mucho ida y vuelta, arrojo y valentía. Por último, Tuca prestó su clase siempre elegante y utilizó con buen criterio su temible disparo exterior. Como equipo funcionaron bien, compactos y colectivamente.

La oposición al quinteto ganador fueron Peluca, Juanma Txetxo, Pato y Pipa. Su juego se caracterizó por un falta de inteligencia muy marcada. Juanma se olvidó su pelota personal y decidió hacer suya la que estaban usando los demás. El pase no estuvo en su repertorio. Claro que por habilidad y potencia en más de una ocasión logró hacer verdaderas patriadas apilando rivales y terminando la jugada en gol. Pero jugando en soledad siempre van a se más las que se terminen mal que las que finalicen dentro del arco rival. En menor grado, Pipa padeció el mismo síndrome. Peluca tuvo una noche en la fallo demasiado de cara al arco, su carta fuerte y característica. Pato fue voluntad y generosidad, pero con bajos aportes y macanas recurrentes; nadie puede jugar sólo con buenas intensiones. Txetxo también tuvo una actuación opaca, con reclamos a sus compañeros; en el tramo final se disfrazó de Tota Fabbri y terminó de centrodelantero.

Johnnie Walker

Baldosa de oro: Pata
Baldosa de mimbre: Juanma
Baldosa asfaltada: Tete
Baldosa redonda: Peluca, por su gol de taco tras gran triangulación