miércoles, 30 de septiembre de 2009

Para todos los gustos

Polémica Social. ¿La tocó Juani en el gol no convalidado que pretendió sea el de oro? El voluminoso player perjuró que sí, pese a las quejas multiplicadas de ademanes del también fornido golero adversario, Txetxo. El mayor de los Ostolaza reclamaba la legitimidad de la conquista mientras caminaba hacia los bancos, seguido por Seba, uno de sus compañeros. Hasta buscó la mirada cómplice del pelado pitador de finales, pero se abrió: “No me mires que no soy referí”.

Las acciones se retomaron y la polémica, aunque menor, volvió a entrar en escena. Un bochazo llovido cayó al área opuesta y en afán de despeje Guindi le dio con la cabeza y su minúscula mano izquierda. Pato, en el arco, observó aterrado. Peluca, el restante integrante el ese equipo, vestido como un cartonero, miraba impávido. En el quinteto conformado por Migue, Pata, Chino Llauradó, Matu Formisano y Txetxto fue el ex Pucará (justo el que estaba más lejos de la jugada, en el otro arco) quien reclamó penal a voz de cuello. Deliraba.

Puesta otra vez la globa a rodar, Peluca se la robó en la mitad de la cancha al Chino Llauradó en su enésimo intento de pisada y ante el arco desguarnecido (se creo que Txetxo estaba en el buffet devorándose una napolitana, porque en el arco no había nadie) marcó el triunfo de los suyos.

Papelón Social. Hubo otra acción con portería plenamente abierta que significó la nota excluyente de la jornada. La mejor jugada del partido terminó con Pato devorándose un gol peor que el del Sapito Marchant el último fin de semana. El desgraciado periodista, que había iniciado la jugada con un quite, dilapidó la excelente triangulación de su equipo al tirar afuera la pelota casi debajo del arco, completamente solo. Era más difícil sacarla afuera, como lo hizo, que meterla. Abrió tanto el pie que le pegó con el talón de Aquiles para mandarla casi al lateral. Pese a que él asegura ser derecho, estudios médicos clasificados revelarían que constituye un caso único al presentar dos pies izquierdos.

No conforme con errar lo imposible cuando su equipo ganaba por uno y quedaban pocos minutos, con lo que hubiese dado el tiro de gracia a los rivales, acto seguido perdió una pelota sobre el lateral que terminó en gol y tablas en el marcador. Todo lo bueno que pudo haber hecho hasta esos dos minutos fatales quedó desdibujado por estas acciones condenatorias.

Figura Social. Guindi, el más ganador porcentualemente, fue el valor más destacado de su equipo, con gran entrega, marca y sacrificio en pos del equipo. Su primera mitad de partido fue arrolladora y en ese arranque regaló la perla del encuentro. Lanzado como un misil por el lateral derecho transformó una habilitación larga –por desajustada- en un tremendo golazo al arrojarse al piso y meter una tijera sobre las baldosas para eyectar un bombazo al ángulo opuesto que ingresó zumbante y por su violencia hizo volar un fierro del parante. Tremendo.

Bajo Fútbol Social. No se trató de un partido digno del elogio; escasearon las jugadas asociadas y la primera media hora de juego mostró una preocupante anemia de gol. El team derrotado tuvo, tal vez, mayor manejo de pelota, algo más de volumen de juego, pero le costaba prosperar en el último cuarto del campo de juego. Del otro lado la premisa esperar y salir rápido de contra con Peluca (cuando no estaba en el arco), lo que revelaba el apego al catenaccio de quienes se quedarían con los tres puntos. Por momentos a cada equipo le sirvió su prédica y por eso llegaron igualados al final del partido.

Desmesura Social. El gol de oro tuvo una dedicatoria especial. Parado en su propio campo, consumado el gol definitorio, Juani giró para enfrentar a su hermano menor, que había quedado merodeando el área adversaria, y gritarle el gol en la cara en reiteradas oportunidades, con altísimos decibeles y puños apretadísimos. Indudablemente valoró altamente el triunfo, que lo ratifica en su camino al título y, de pasó, se burló de la mufa que invadió a Migue por el desenlace.

Johnnie Walker

Como siempre, la aguda mirada de Cabernet:

Juani: ahogado, rezongón y fabulador que grita goles que no son. Desde el poder que le da ser el organizador apela a todo tipo de artilugios, por eso es puntero.
Pato: pobre muchacho; la ciencia lo ayudaría con un transplante de pies.
Iñaki: buen partido de Descordinator, aportó gol y marca cuando cada cosa era necesaria. Un milagro del optimismo futbolero.
Peluca: embarullado y morfón levantó su nota sobre el final del encuentro. Aceptable.
Seba: siempre llegó despatarrándose al arco rival, pero cuidó bien su quintita. Ventajero, acompañó a Juani a los bancos cuando el cadáver futbolístico aseguraba haber rozado la pelota en el gol que no fue.

Matu: De lo mejorcito de su equipo, se esforzó y dejó una perla de gol con desborde por la izquierda y definición de zurda desde un ángulo imposible que marcó la igualdad parcial.
Pata: el novel judicial sigue en una caverna sombría. De su potente disparo y vehemencia quedan sólo jirones. Asistimos a sus últimos días como jugador.
Txetxo: un insulto al fútbol. Acusador de un desgarró que lo condenó a ser golero, tapó algunas y probó varias veces al arco en los corners a su favor, la mas cerca pasó 4 metros por sobre el travesaño.
Migue: el telefónico mostró un grotezco rendimiento. Perdido en la cancha, se lo notó además ofuscado. Para atrás
Chino Llauradó: en continua cámara lenta prosperó poco y perdió mucho, con exceso de pisadas inverosímiles. De todas maneras muestra condiciones para revertir.

jueves, 24 de septiembre de 2009

Todos perdedores

La excepción deja de ser tal cuando se repite. En nuestra estimada cancha del reducto de Las Heras volvió a producirse un empate, en un hecho que avergüenza a nuestro querido deporte en su versión de salón. Los protagonistas de esta insultante igualdad deberían ponerse colorados al contar que un papi terminó sin ganadores. Cuando no hay triunfadores todos son derrotados, aunque cada uno sumará su miserable punto más en la tabla.

Uno de los equipos estuvo integrado por Seba, Juani, Guindi, Pata y el Turco, mientras que el otro lo componían Batata, Peluca, Migue, Matu Formisano y el Galgo. De la conformación de ambos elencos se deduce fácilmente que en el primero la velocidad y el pique corto eran conductas absolutamente fuera de su libreto.

Seba estuvo prolijo en la marca pero muy impreciso con el balón, aunque bien cuando fue al arco; seguramente la casaca que vestía lo obligó a jugar con la indecencia con que lo hacen los jugadores del primer equipo de ese club. Sobre Pata uno de los protagonistas del partido dijo lapidariamente luego de finalizado el mismo: “Tiene menos coordinación que los bailarines de Tinelli”.

El Turco volvió a demostrar que su hábitat natural es la Antártida; por momentos generó peligro de cara al arco rival pero desconoce que el papi es, básicamente, atacar y defender. Guindi pudo decretar la victoria de los suyos, pero los honores no son para él; con su carácter habitual fue un frontón en defensa, con varias barridas destructivas.

Juani padeció pronta agitación y lo mejor suyo estuvo en el arco, donde se destacó por sus méritos deportivos y por tomar, por momentos la identidad del inefable Ángel Sánchez: dirigía desde muy lejos. La estadística refleja que el padre de Iker ingresará al anteúltimo mes del año puntero, por lo que el destino le tiene reservado un lugar protagónico ya que será el Campeón 2009 o lo recordaremos como un plumífero de grandes dimensiones.

El mayor de los Ostolaza protagonizó un papelón al intentar dar por terminado el partido acercándole la pelota al pelado cuando lo vio parado al costado del campo de juego, pero recibió de éste la una socarrona sonrisa y la invitación a volver a la cancha ya que no era la hora.

Del otro lado, el Galgo aportó un ida y vuelta elogiable y estuvo voluntarioso en la marca, pero errático de cara al arco rival. Peluca también fue calificado por un protagonista, compañero de alineación, que aseguró: “Sigue pensando en Mickey Mouse y las hamburguesas de Disney. La pelota le rebotaba, se le enredaba entre sus empanaditas de copetín”.

Migue bajó su rendimiento en relación a sus últimas dos participaciones, pero es justo destacar su entrega y sus prestaciones como portero. Batata conectó otra sintonía; el Goleador del Pop estuvo seco de gritos y perdido en la marca. De Matu Formisano también fue definido escaleras abajo por uno de los players: “Está más ancho que Peuccele y si le ponés una media de caga color se pega él mismo”.

Johnnie Walker

Por su parte Cabernet sentenció:

Juani: arrastra su cuerpo. Su físico pide un urgente acondicionamiento. ¿Alguien sabe por qué va puntero?
Pata: seguramente el arbitraje sea lo suyo; tiene todas las condiciones para ser un obediente empleado pitador de AFA.
Seba: es preocupante, cada vez más peleado con la pelota. Las canas no le dan sabiduría.
Turco: no marca y entonces sus actuaciones jamás serán buenas. Se nota que supo ser un atacante punzante, pero hoy es un flan con poco frío (a diferencia de su pecho).
Iñaki: Un canto al optimismo, con poquísimas condiciones hace bastante.

Batata: un saltimbanqui. Fantasmal actuación. Sus condiciones le permiten pensar en la revancha.
Peluca: barullero inconsistente, su comprimido cuerpo parecía gobernado por varios cerebros que no se ponían de acuerdo entre sí. Mala actuación.
Matu F: pesado como nunca y boquillero como siempre, fue el aporte de garra más importante de su equipo.
Migue: el telefónico de la calle Gibson volvió a su normal transitar. Por momentos se contagió de la entrega de su morocho compañero.
Galgo: corredor el campero. Hizo su aporte en la recuperación de pelota, pero tiene menos definición que Candelmo.

Nota: agradecemos a Bordolino y Toctoc por sus informaciones.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Sopapo con jerarquía

Puede ocurrir que salgan partidos en que las equivalencias no existan, ya sea por armar equipos sin equilibrio de fuerzas o porque un team no responda a las expectativas previas que genera dados los integrantes que lo conforman. Lo primero o lo segundo -tal vez una combinación de ambos- sucedió en el encuentro de ayer, en el cual Guindi, Seba, Migue, Guido y Matu Pitre zamarrearon a Tuca, Lapa, Galgo, Julián y Matu Formisano. La temprana puesta en ventaja por dos tantos de quienes serían ignominiosamente derrotados no llegó a ser nunca una amenaza para el equipo rival, que muy poco tardó el revertir la situación. En una ráfaga se puso 5 goles arriba y desde entonces se dedicaron a manejar el partido, con una solvencia y tranquilidad permitida en buena parte por la apatía adversaria.

A Migue se le abrió definitivamente el arco y esos goles, sumado a un buen rendimiento general de prolijo manejo de pelota lo colocaron en la máxima consideración, nuevamente. Matu Pitre (de regreso tras una prolongada ausencia), Seba y Guindi fueron, en ese orden, el triángulo que apuntaló el lucimiento del menor y único presente del trío Ostolaza. Completó el equipo ganador Guido, de meritorio despliegue físico pero mala lectura del trámite del partido. Su velocidad hizo daño, varias veces al quinteto de enfrente y otras a su propio juego.

Por el lado de los perdedores todo fue negro. Salvo la blancura del hielo en los pechitos. El único que buscó derretirlo fue Matu Formisano, pero jamás encontró eco en sus compañeros; deben rescatarse sus intentos, aunque hayan sido vanos. Tuca transitó la cancha insípido, nunca se metió en el partido y es una sombra de lo que supo ser. Lo de Lapa no tiene palabras ni remedio, es un caso perdido. Julián caminó un rato por la corniza del desastre para luego caer irremediablemente en el ridículo futbolístico.

Pese a no haber jugado, hubo buenas noticias para Juani, ya que mantiene los 12 puntos de diferencia con su inmediato perseguidor. No sólo eso: tiene a raya a los que reman desde más atrás, ya que no sumaron ninguno de los 6 que se ubican por debajo de su posición de líder.

Johnnie Walker

Cabernet dice:

Migue: esta vez hay que reconocer el aporte del telefónico de la calle Gibson. Fue el mejor, lo que seguramente marque el bajo vuelo del partido.
Guindi: Descordinator estuvo ordenado y aguerrido. Sabe que tiene que estar muy poco en contacto con la pelota y eso es una virtud. La descomunal inflamación que tiene entre el tórax y los testículos es un impedimento que le resta movilidad.
Seba: líder del orden del equipo. Poco tardó en darse cuenta las limitaciones del rival. Sé esforzó sólo lo necesario.
Guido: velocista empedernido, le cuesta entrar en el circuito propio del fútbol reducido. Desordenado y con anteojeras, el flan rival le permitió espasmos de lucimiento. Bien en la portería.
Matu Pitre: despliegue criterioso. Conservador: quiete y pase seguro. Aprobado.

Tuca: en franco declive. Riquelmeano (sin ninguna de las virtudes de JR) juego nulo de verticalidad.
Matu Formisano: siempre a contramano. Siempre dispuesto al golpe artero. La paleta los jueves tal vez sea lo suyo. Una buena: fue el único en su equipo con algo de vergüenza deportiva.
Lapa: pecho frío, pies cuadrados. Para el olvido.
Julián: hielo ártico en el esternón. Juego nulo. Desastroso.
Galgo: el menos malo en un equipo paupérrimo, pero lejos de un rendimiento bueno. Protagonista de jugadas ridículas.

Nota: Johnnie Walker y Cabernet Sauvignon agradecen la inestimable colaboración de Aguardiente y Bordolino para la elaboración de esta crónica.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Gol de oro

El partido se inició con trámite muy favorable para el equipo integrado por Pata, Emi, Tito, Ian y el retornado Tuca, ya recuperado del desgarro que había sufrido en el reducto de la calle Las Heras. Así las cosas, no tardaron en establecer claras diferencias futbolísticas que se tradujeron en una pronta ventaja de cuatro goles. Del otro lado, las preocupaciones se multiplicaban en el quinteto compuesto por Juani, Migue, Pato, Galgo y Guindi. Sin gran despliegue físico ni hombres con vocación de gol, el panorama no era alentador para un team que no lograba acercarse al arco de enfrente.

Pero las acciones se fueron equiparando a partir del ánimo de lucha de quienes estaban en desventaja. El marcador se achicó y sólo pasaba por igualdades y mínimas diferencias. En tablas estaba el asunto cuando se acercó el pelado para establecer el final del encuentro, por lo que se jugó, como corresponde, a gol de oro. Y la diferencia se dio por mejor disposición táctica y la inteligencia del conjunto que tenía al mayor y el menor de los hermanos Ostolaza: con Juani en el arco (siempre gran cancerbero) los limitados Guindi y Pato se perjuraron marcar sin traspasar por nada del mundo la línea meridional del campo de juego, dejando la posibilidad del gol a Migue y el Galgo. Y así ocurrió. El telefónico encaró con pelota dominada, dejó el tendal y la cedió a un costado para que el ruralista empujase el cuero a la red.

Cabe mencionar que como no hay dos sin tres, el partido volvió a tener un Tito lesionado en el arco. Esta vez fue el Mariscal de Burzaco, que a los pocos minutos del encuentro sintió molestias en la misma zona que lo había puesto en inferioridad de condiciones hace dos semana. Para colmo de males, tuvo una trabada de señorita en la mitad de la cancha con Pato (quien lejos está de ser un hombre de pierna fuerte, sino más bien un tibio) que le provocó un severo golpe dorsal al caer al piso. El mismo pudo haber afectado también su mente, ya que en el arco cada vez que tomaba la pelota la tenía dos minutos en las manos, en la creencia que disputaba un partido de handball.

Como todo lo que va vuelve, Pato sufrió un golpe muy similar en la mitad de la cancha, en el cual aterrizó contra el piso cual chancho degollado. Hasta entonces el banfileño había tenido un partido por demás discreto, tratando de contener en la marca y ser prolijo en el manejo de la pelota. Pero se trataron más de intentos que de logros, en ambos casos. Tras el porrazo, su actuación fue por demás sombría.

La figura del partido, fue, por primera vez, Migue. El jerarquizado empleado telefónico tuvo un destacado partido por su buen manejo y su gran entrega; no escatimó pata, palabra, ni pedido de pelota para hacerse eje del equipo. Buen fútbol y actitud ganadora lo elevaron por sobre el resto. Sólo le faltó gol y fair play para acrecentar aún más su figura. Tuvo un error que podría haber costado caro cuando el partido estaba igualado y los rivales se pusieron entonces un gol arriba. Pero siguió en su tesitura y fue el protagonista fundamental de la última jugada, que, como fue mencionado, la finalizó el Galgo.

Iñaki arrancó cauteloso, después atravesó una etapa de impresiones pero terminó bien, en base a su inclaudicable entrega; en su mejor versión hizo un zurco por la derecha. El Galgo desperdició varias oportunidades de gol, pero en lo que fue error hubo virtud: el campero erró goles porque tuvo las posibilidades a partir de su virtud para estar bien ubicado y su despliegue físico para llegar a posiciones de peligro. Juani tuvo un partido sin destaque, pero fue vital en el momento clave, dado que cuando el tiempo apremiaba y su equipo estaba dos goles abajo, ya con las ropas de arquero clavó dos bombazos (el segundo con fortuna en un rebote) para establecer la igualdad que precedió al tanto final. Es cada vez más puntero.

No puede dejar de señalarse un hecho extrafutbolístico que aconteció antes del partido. La información indica que el Sr. Ormaechea dejó su marca indeleble en el Lomas Social, más precisamente en los vestuarios, con una de sus especialidades: el taponaje. Luego de cambiarse con su potencia única inutilizó uno de los sanitarios. Una bestia.

Por el lado de los perdedores, hay que decir que la potencia de Pata no hizo mella en los adversarios y tuvo errores de manejo; Ian mostró una versión superior a la del debut, aunque no fue suficiente; Emi estuvo livianito y no pudo establecer diferencias con su gambeta; Tito atajó e hizo tiempo todo el partido (también tuvo buenas tapadas), en tanto que Tuca sintió el parte de su lesión, algo que quedó patentado en su ausencia de chutazos.

Johnnie Walker

A continuación, las feroces apreciaciones de Cabernet Sauvignon. Más que nunca queda claro que entre quien escribe y su columnista estrella hay diferencias de criterios y, también, libertad de opinión.

Migue: Cada día que demore la decisión de retirarse para siempre del fútbol lo perjudica. Su nivel es de lo más bajo de la Familia Ostolaza, incluyendo a los Ostolaza Sueldo. Bochornoso, quejoso y pendenciero.
Juani: Una vez más fue salvado por sus compañeros y los errores del rival. Por una semana más la calabaza sigue convertida en carroza. Acertó en momentos clave con sus remates al arco, pero ello resulta insuficiente para quien se golpea el pecho por ser puntero.
Guindilla: El tata dios se ensañó con el cafetero. Podría ser protagonista de una película titulada "Descordinator". No se sabe si es derecho o zurdo. Nobleza obliga, su despliegue es emocionante, le sobre voluntad y garra.
Galgo: Correcto. Parece esos estudiantes dan sólo lo justo para aprobar. No deja ni un peso de propina, pero tampoco le hace falta. La marca de Ian puede convertir en estrella a cualquier ignoto delantero, mucho mas aún a alguien, como el Galgo que no es rengo. Bien.
Pato: Si no hubiera jugado en el mismo equipo de el telefónico Ostolaza sin duda hubiera sido el peor del equipo, paro nadie puede jugar peor que el de la calle Gibson. Por momentos se contagio de la garra de Guindi.

Tito: El retiro es una realidad que se le impone. Su físico dijo stop, más allá de la artera agresión del Pato.
Emi: Sin duda lo mejor del equipo, puso y trato de jugar. Le faltaron socios pero igualmente trató de arreglárselas. Algunas salidas con poco criterio pusieron en riesgo su valla. Bien.
Ian: perecería que se estuviera acordando de algunos pretéritos conocimientos futbolísticos. Sin duda la marca no es lo suyo. Merece un crédito de confianza. Regular.
Patón: El judicial dejó ver su paupérrimo estado físico, lo que sumado a su también paupérrimo caudal técnico hace una mezcla explosiva. De todas maneras comparado con el menor de sus hermanos pereció el Bichi Borghi. Mal.
Tuca: Regresó después de una dura lesión y se notó. No contó con confianza para explotar su principal arma, que no es otra que el disparo de larga distancia. No se le puede caer duro, al menos por ahora, Tiene crédito en su cuenta. Regular.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Justo castigo por no entender las normas del papi

Parece increíble, pero sucedió así: un equipo ganaba por cinco goles de ventaja y el adversario llevaba más de un largo cuarto de ahora virgen de gol, pero de todos modos podía advertirse que los temporalmente derrotados tenían todo para ser victoriosos. Esa presunción, visible para un observador futbolístico medio, radicaba en el manifiesto desorden y la nula marca de medio equipo en el quinteto que estaba en ventaja. Además, pese a su mal rendimiento, el otro team llegaba y la pésima definición en algún momento sería calibrada. Así sucedió. Un hecho para nada menor: la lesión de uno de los integrantes -por lejos el más veloz y dinámico- del conjunto al que se le dio vuelta la tortilla, fue el tiro de gracia para quienes ganaban cómodamente y fueron derrotados ignominiosamente.

Guindi tuvo una mejor performarce que en su última presentación; seguramente influyó el hecho de haber jugado con un pantaloncito futbolero en lugar del mini short brilloso. De poca proyección, cuidó su quintita y con perfil bajo cumplió lo que de él se esperaba. Peluca tuvo el arranque propio de un extranjero en el territorio del fútbol: no le salía una. Sin embargo, más tarde, el abreviado delantero sacó ventajas de los innumerables espacios que regalaban los adversarios. El Chino Llauradó, debutante por los puntos, también tuvo un comienzo a las puteadas con la pelota; su buen despliegue físico y la no claudicación en reiterados intentos merecen ser reconocidos. Matu Formisano puede ser reconocido como el mejor valor de la cancha: criterioso para pasar al ataque, aplicado en la marca, y rápido en el pase elaboró la nota más elevada y se anotó sus primeros tres puntos. Juani tuvo la misma regularidad de siempre; de corto desplazamientos, procuró siempre asegurar la bocha. Es cada vez más puntero.

Por el lado de los perdedores, Migue aportó manejo, ataque y procuró cerrar caminos a los rivales, pero, como todos sus compañeros, terminó desdibujado, fundamentalmente por la mala actitud y el invisible compañerismo de dos de ellos. Pato tuvo una buena primera media hora, en la cual se destacó en la marca, aunque estuvo flojo en el manejo de pelota y –como siempre- horrible en la definición. Después se fastidió en exceso son sus dos compañeros descomprometidos y tuvo el andar de una babosa; se peleó hasta a la hora de cantar el marcador, equivocado siempre en la cuenta. Tito era la cuota de velocidad y explosión en un equipo de tranco cansino, pero una fuerte trabada con Matu (quien jamás sacará la pierna) le provocó un severo dolor en una de sus rodillas permitiéndole a gatas atajar. Así, Tito Bis, reiteró la desgracia que padeció su homónimo de Burzaco siete días antes. Cuando llegó Juampi, último, le gritaron: “Cuidá máquina, Flecha”. Sin dudas se trató de un chiste, de mal gusto. El esmirriado joven jamás marcó, la pisó para perderla sistemáticamente, no tuvo en cuenta nunca que jugaba con cuatro más y perseveró en tirar lujos que jamás le salieron. Por su velocidad anotó algunos goles, algo que logró gracias a haber bajado a su mitad de cancha una vez. Al terminar el partido, en la confitería, su descargo fue: “me pensé que era cancha de sintético”. Sin palabras. Sergio también estuvo sin pase, sin marca, sin entrega y con excesiva lentitud; lo condena el hecho de haber sido un muy buen jugador (también en ese entonces sin marca), entonces en su mente recrea jugadas que hacía, pero que hoy su deplorable estado físico las tornan imposibles: es como si Pancho Varallo le pidiese la 9 de Boca a Palermo para jugar él. Esta claro que estos dos últimos jugadores fueron aplazados.

Johnnie Walker

La columna, jugador por jugador, de Cabernet Sauvignon:

Peluca: primera media pésima; le rebotaba la pelota, erraba los pases y no tenía gol. El la segunda mitad, ante los harapos del equipo rival, logró sacarle algunos réditos a sus movilidad y gambeta.
Iñaki: un limitado optimista. El cafetero de Adrogué mordió la banquina varias veces, pero metió y supo aprovechar las ventajas que se le daban.
Juani: es increíble que haciendo tan poco vaya tan puntero.
Matu F: un metedor que se destacó sólo porque el partido fue atípico y malo. De todos modos se le dan los honores por ser el más destacado.
Chino Ll: el fútbol no es su hábitat natural, pero acostumbrándose a las baldosas del social puede ser más. Su presencia superó a la de Ian la semana pasada.

Pato: consabidas sus limitaciones, durante la primera media hora se dedicó a ser prácticamente un perro de presa y lo logró en buena mediad; luego tiro el partido en una actitud muy condenable.
Turco: sin marca, sin pase, con queja. Desastroso. El retiro no sería una mala decisión.
Juampi: otro sinvergüenza. Jamás marcó ni jugo con sus compañeros. Un caradura. Se impone que aprenda rápido las reglas básicas del papi.
Migue: por trato de pelota y vergüenza deportiva el mejor de su equipo. Herido en su orgullo y su físico también bajo los brazos en al segunda mitad.
Tito Bis: la lesión lo condicionó (puso la pata flojita); venia cumpliendo una buena actuación que quedó trunca.