miércoles, 2 de septiembre de 2009

Justo castigo por no entender las normas del papi

Parece increíble, pero sucedió así: un equipo ganaba por cinco goles de ventaja y el adversario llevaba más de un largo cuarto de ahora virgen de gol, pero de todos modos podía advertirse que los temporalmente derrotados tenían todo para ser victoriosos. Esa presunción, visible para un observador futbolístico medio, radicaba en el manifiesto desorden y la nula marca de medio equipo en el quinteto que estaba en ventaja. Además, pese a su mal rendimiento, el otro team llegaba y la pésima definición en algún momento sería calibrada. Así sucedió. Un hecho para nada menor: la lesión de uno de los integrantes -por lejos el más veloz y dinámico- del conjunto al que se le dio vuelta la tortilla, fue el tiro de gracia para quienes ganaban cómodamente y fueron derrotados ignominiosamente.

Guindi tuvo una mejor performarce que en su última presentación; seguramente influyó el hecho de haber jugado con un pantaloncito futbolero en lugar del mini short brilloso. De poca proyección, cuidó su quintita y con perfil bajo cumplió lo que de él se esperaba. Peluca tuvo el arranque propio de un extranjero en el territorio del fútbol: no le salía una. Sin embargo, más tarde, el abreviado delantero sacó ventajas de los innumerables espacios que regalaban los adversarios. El Chino Llauradó, debutante por los puntos, también tuvo un comienzo a las puteadas con la pelota; su buen despliegue físico y la no claudicación en reiterados intentos merecen ser reconocidos. Matu Formisano puede ser reconocido como el mejor valor de la cancha: criterioso para pasar al ataque, aplicado en la marca, y rápido en el pase elaboró la nota más elevada y se anotó sus primeros tres puntos. Juani tuvo la misma regularidad de siempre; de corto desplazamientos, procuró siempre asegurar la bocha. Es cada vez más puntero.

Por el lado de los perdedores, Migue aportó manejo, ataque y procuró cerrar caminos a los rivales, pero, como todos sus compañeros, terminó desdibujado, fundamentalmente por la mala actitud y el invisible compañerismo de dos de ellos. Pato tuvo una buena primera media hora, en la cual se destacó en la marca, aunque estuvo flojo en el manejo de pelota y –como siempre- horrible en la definición. Después se fastidió en exceso son sus dos compañeros descomprometidos y tuvo el andar de una babosa; se peleó hasta a la hora de cantar el marcador, equivocado siempre en la cuenta. Tito era la cuota de velocidad y explosión en un equipo de tranco cansino, pero una fuerte trabada con Matu (quien jamás sacará la pierna) le provocó un severo dolor en una de sus rodillas permitiéndole a gatas atajar. Así, Tito Bis, reiteró la desgracia que padeció su homónimo de Burzaco siete días antes. Cuando llegó Juampi, último, le gritaron: “Cuidá máquina, Flecha”. Sin dudas se trató de un chiste, de mal gusto. El esmirriado joven jamás marcó, la pisó para perderla sistemáticamente, no tuvo en cuenta nunca que jugaba con cuatro más y perseveró en tirar lujos que jamás le salieron. Por su velocidad anotó algunos goles, algo que logró gracias a haber bajado a su mitad de cancha una vez. Al terminar el partido, en la confitería, su descargo fue: “me pensé que era cancha de sintético”. Sin palabras. Sergio también estuvo sin pase, sin marca, sin entrega y con excesiva lentitud; lo condena el hecho de haber sido un muy buen jugador (también en ese entonces sin marca), entonces en su mente recrea jugadas que hacía, pero que hoy su deplorable estado físico las tornan imposibles: es como si Pancho Varallo le pidiese la 9 de Boca a Palermo para jugar él. Esta claro que estos dos últimos jugadores fueron aplazados.

Johnnie Walker

La columna, jugador por jugador, de Cabernet Sauvignon:

Peluca: primera media pésima; le rebotaba la pelota, erraba los pases y no tenía gol. El la segunda mitad, ante los harapos del equipo rival, logró sacarle algunos réditos a sus movilidad y gambeta.
Iñaki: un limitado optimista. El cafetero de Adrogué mordió la banquina varias veces, pero metió y supo aprovechar las ventajas que se le daban.
Juani: es increíble que haciendo tan poco vaya tan puntero.
Matu F: un metedor que se destacó sólo porque el partido fue atípico y malo. De todos modos se le dan los honores por ser el más destacado.
Chino Ll: el fútbol no es su hábitat natural, pero acostumbrándose a las baldosas del social puede ser más. Su presencia superó a la de Ian la semana pasada.

Pato: consabidas sus limitaciones, durante la primera media hora se dedicó a ser prácticamente un perro de presa y lo logró en buena mediad; luego tiro el partido en una actitud muy condenable.
Turco: sin marca, sin pase, con queja. Desastroso. El retiro no sería una mala decisión.
Juampi: otro sinvergüenza. Jamás marcó ni jugo con sus compañeros. Un caradura. Se impone que aprenda rápido las reglas básicas del papi.
Migue: por trato de pelota y vergüenza deportiva el mejor de su equipo. Herido en su orgullo y su físico también bajo los brazos en al segunda mitad.
Tito Bis: la lesión lo condicionó (puso la pata flojita); venia cumpliendo una buena actuación que quedó trunca.

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