Las acciones se retomaron y la polémica, aunque menor, volvió a entrar en escena. Un bochazo llovido cayó al área opuesta y en afán de despeje Guindi le dio con la cabeza y su minúscula mano izquierda. Pato, en el arco, observó aterrado. Peluca, el restante integrante el ese equipo, vestido como un cartonero, miraba impávido. En el quinteto conformado por Migue, Pata, Chino Llauradó, Matu Formisano y Txetxto fue el ex Pucará (justo el que estaba más lejos de la jugada, en el otro arco) quien reclamó penal a voz de cuello. Deliraba.
Puesta otra vez la globa a rodar, Peluca se la robó en la mitad de la cancha al Chino Llauradó en su enésimo intento de pisada y ante el arco desguarnecido (se creo que Txetxo estaba en el buffet devorándose una napolitana, porque en el arco no había nadie) marcó el triunfo de los suyos.
Papelón Social. Hubo otra acción con portería plenamente abierta que significó la nota excluyente de la jornada. La mejor jugada del partido terminó con Pato devorándose un gol peor que el del Sapito Marchant el último fin de semana. El desgraciado periodista, que había iniciado la jugada con un quite, dilapidó la excelente triangulación de su equipo al tirar afuera la pelota casi debajo del arco, completamente solo. Era más difícil sacarla afuera, como lo hizo, que meterla. Abrió tanto el pie que le pegó con el talón de Aquiles para mandarla casi al lateral. Pese a que él asegura ser derecho, estudios médicos clasificados revelarían que constituye un caso único al presentar dos pies izquierdos.
No conforme con errar lo imposible cuando su equipo ganaba por uno y quedaban pocos minutos, con lo que hubiese dado el tiro de gracia a los rivales, acto seguido perdió una pelota sobre el lateral que terminó en gol y tablas en el marcador. Todo lo bueno que pudo haber hecho hasta esos dos minutos fatales quedó desdibujado por estas acciones condenatorias.
Figura Social. Guindi, el más ganador porcentualemente, fue el valor más destacado de su equipo, con gran entrega, marca y sacrificio en pos del equipo. Su primera mitad de partido fue arrolladora y en ese arranque regaló la perla del encuentro. Lanzado como un misil por el lateral derecho transformó una habilitación larga –por desajustada- en un tremendo golazo al arrojarse al piso y meter una tijera sobre las baldosas para eyectar un bombazo al ángulo opuesto que ingresó zumbante y por su violencia hizo volar un fierro del parante. Tremendo.
Bajo Fútbol Social. No se trató de un partido digno del elogio; escasearon las jugadas asociadas y la primera media hora de juego mostró una preocupante anemia de gol. El team derrotado tuvo, tal vez, mayor manejo de pelota, algo más de volumen de juego, pero le costaba prosperar en el último cuarto del campo de juego. Del otro lado la premisa esperar y salir rápido de contra con Peluca (cuando no estaba en el arco), lo que revelaba el apego al catenaccio de quienes se quedarían con los tres puntos. Por momentos a cada equipo le sirvió su prédica y por eso llegaron igualados al final del partido.
Desmesura Social. El gol de oro tuvo una dedicatoria especial. Parado en su propio campo, consumado el gol definitorio, Juani giró para enfrentar a su hermano menor, que había quedado merodeando el área adversaria, y gritarle el gol en la cara en reiteradas oportunidades, con altísimos decibeles y puños apretadísimos. Indudablemente valoró altamente el triunfo, que lo ratifica en su camino al título y, de pasó, se burló de la mufa que invadió a Migue por el desenlace.
Johnnie Walker
Como siempre, la aguda mirada de Cabernet:
Juani: ahogado, rezongón y fabulador que grita goles que no son. Desde el poder que le da ser el organizador apela a todo tipo de artilugios, por eso es puntero.
Pato: pobre muchacho; la ciencia lo ayudaría con un transplante de pies.
Iñaki: buen partido de Descordinator, aportó gol y marca cuando cada cosa era necesaria. Un milagro del optimismo futbolero.
Peluca: embarullado y morfón levantó su nota sobre el final del encuentro. Aceptable.
Seba: siempre llegó despatarrándose al arco rival, pero cuidó bien su quintita. Ventajero, acompañó a Juani a los bancos cuando el cadáver futbolístico aseguraba haber rozado la pelota en el gol que no fue.
Matu: De lo mejorcito de su equipo, se esforzó y dejó una perla de gol con desborde por la izquierda y definición de zurda desde un ángulo imposible que marcó la igualdad parcial.
Pata: el novel judicial sigue en una caverna sombría. De su potente disparo y vehemencia quedan sólo jirones. Asistimos a sus últimos días como jugador.
Txetxo: un insulto al fútbol. Acusador de un desgarró que lo condenó a ser golero, tapó algunas y probó varias veces al arco en los corners a su favor, la mas cerca pasó 4 metros por sobre el travesaño.
Migue: el telefónico mostró un grotezco rendimiento. Perdido en la cancha, se lo notó además ofuscado. Para atrás
Chino Llauradó: en continua cámara lenta prosperó poco y perdió mucho, con exceso de pisadas inverosímiles. De todas maneras muestra condiciones para revertir.
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