La tabla de posiciones se tomó un descanso en la noche de ayer. El torneo puntuable cedió ante una multitudinaria convocatoria, porque al parecer Juani se ha propuesto organizar cada encuentro de los martes con un número necesariamente distinto a 10. Hombre de gran corazón, el natural de Llavallol se niega a dejar a alguien afuera en un fútbol de amigos; actitud no reprochable y digna de admiración, a fin de cuentas. Sin embargo, los mismos rumores que el año pasado decían se armaba los equipos para ser campeón, ahora aseguran que las nóminas extendidas tendrían una doble finalidad; por un lado, buscar la manera de salir de perdedor y, por otro, organizar una especie de vasco-germana de fútbol reducido y forrarse.Sea como fuere, la sobrepoblación de players dio lugar a un mini torneo triangular que hizo las delicias de los concurrentes. Cotejos a dos goles o 10 minutos en los cuales de persistir la igualdad se recurría a un efímera definición por penales con dos ejecuciones por bando, dieron el marco a una jornada de mucho fútbol, chicanas y risas. Juani, muy perdedor, cayó en dos de los tres partidos que disputó.
La nota singular de la entretenida noche deportiva de ayer en el querido reducto de la calle Las Heras fueron las reapariciones. Celebrable es la de Seba, que bajo el tinglado del Social muestra una versión macrobiótica en contrapunto con el canibalismo que practica con todo rival de San Fermín. El fútbol gana con su vuelta. Pero sin dudas todas las luces se depositan sobre la figura del Mariscal Tito. Azuzado en el final de la nota del pasado miércoles, el emperador de Burzaco recogió el guante y se reintegró a las justas futbolísticas de las que siempre, por un motivo u otro, es protagonista excluyente. Logró superar el miedo pánico al ridículo que lo tenía encadenado a la pata de la silla causándole ataques espasmódicos cada martes a las 20:00 y regaló sus virtudes, mañas y habladurías que se extrañaban demasiado. ¡Bienvenido otra vez, viejo!
Johnnie Walker
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